martes, 22 de enero de 2013

PADRES BRILLANTES PROFESORES FASCINANTES II PARTE.


4.- LOS BUENOS PADRES PREPARAN A SUS HIJOS PARA EL APLAUSO,  MIENTRAS QUE LOS PADRES BRILLANTES LOS PREPARAN PARA EL FRACASO.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar en sus hijos: motivación, audacia, paciencia, determinación, capacidad de sobreponerse y la habilidad de crear y tomar ventaja de las oportunidades.

Los buenos padres preparan a sus hijos para recibir aplausos, los padres brillantes los preparan para afrontar sus derrotas los buenos padres educan la inteligencia lógica de sus hijos, los padres brillantes educan sus sensibilidad. La perseverancia es tan importante como la habilidad intelectual. La vida es un largo camino con curvas impredecibles e inevitables. La sociedad nos prepara para los días de gloria, pero los días de frustración son los que dan significado a esa gloria.

Revelando madurez, los padres brillantes son modelos para una vida victoriosa. No piensan que una vida exitosa sea una vida infalible. Ganar no siempre significa estar en lo correcto. Por eso es que son capaces de decir a sus hijos: "Me equivoque", "lo siento" y "te necesito". Son fuertes en sus convicciones, pero flexibles para admitir sus fragilidades. Los padres brillantes muestran que las flores más hermosas son las que florecen después de los más crudos inviernos.

Los padres que no tienen el coraje de reconocer sus errores nunca enseñarán a sus hijos a enfrentarse a sus propios errores y a crecer con ellos. Los padres que admiten que siempre tienen la razón nunca enseñan a sus hijos a trascender sus propios fracasos. Los padres que nunca se disculpan jamás enseñarán a sus hijos a lidiar con la arrogancia. Los padres que no revelan sus miedos siempre tendrán dificultad para enseñar a sus hijos a encontrar, a través de la pérdida, la oportunidad de ser más fuertes y experimentados.

La felicidad no viene por casualidad; la felicidad viene del entrenamiento. Entrene a sus hijos para que sean excelentes observadores. Caminen por campos y jardines, miren el surgimiento de las flores y descubran juntos la belleza sutil. Llenen sus ojos con la hermosura que los rodea.
Una de las cosas que se nos aconseja es que hay que enseñar a los jóvenes a apreciar los momentos simples, la fuerza que viene de la perdida, la seguridad que florece en el caos y la grandeza que emana de los pequeños gestos. Las montañas están formadas por ocultos granos de arena.

Los niños serán más felices si aprenden a contemplar la belleza tanto en los momentos de gloria como en los de fracaso, en las flores de la primavera y en las hojas muertas del invierno. Este es el gran reto de la educación emocional.

Para muchas personas, la felicidad es la locura de los psicólogos, el delirio de los filósofos y la alucinación de los poetas; nunca han entendido que los secretos de la felicidad se ocultan en las cosas simples y anónimas, tan distantes y tan cercanas a ellas.

5.- LOS BUENOS PADRES HABLAN, MIENTRAS QUE LOS PADRES BRILLANTES DIALOGAN COMO AMIGOS.

Los buenos padres hablan los padres brillantes dialogan. Hay un gran valle entre hablar y dialogar. Hablar es expresar el mundo que nos rodea; dialogar se refiere a expresar el mundo que somos. Dialogar es contar experiencias, es compartir secretos de lo que está oculto en el corazón, es penetrar más allá de las cortinas de la conducta y es desarrollar la inteligencia interpersonal.
Comparando la lectura con mi practica pude apreciar que los padres nunca ha tenido el valor de dialogar con sus hijos acerca de sus miedos, pérdidas y frustraciones.

Es por eso que al analizar lo que sucede en los hogares no logro entender cómo es posible que padres e hijos que viven bajo el mismo techo por años permanezcan completamente aislados unos de otros, dicen que se aman, pero hacen pocos esfuerzos por cultivar el amor. Reparan la grieta en la pared y el problema con el automóvil, pero no se ocupan de las grietas emocionales y los problemas de relación.

Cuando un grifo gotea, los padres se preocupan por repararlo, ¿pero se toman el tiempo para dialogar con sus hijos y ayudarlos a reparar la alegría, la seguridad y la sensibilidad que se está disipando?

Es por ello que considero que deberíamos adquirir el hábito de reunirnos cuando menos una vez a la semana con nuestros hijos para dialogar con ellos. Deberíamos darles libertad para que puedan hablar de sí mismos, de sus aflicciones y de sus dificultades de relación con sus hermanos y con nosotros, sus padres. No puede imaginarse lo que estas reuniones pueden provocar.

Si los padres nunca les han contado a sus hijos sus sueños más importantes, ni han escuchado acerca de sus grandes alegrías y desilusiones, formaran un grupo de extraños y no una familia. No hay una fórmula mágica para construir una relación saludable. El diálogo es irremplazable.
Dentro de cada joven hay un mundo por descubrir, incluso dentro del más complicado y aislado. Muchos jóvenes son agresivos y rebeldes, y sus padres no se dan cuenta que están gritando a través de sus conflictos. 


Muchas veces, la conducta inadecuada es un clamor que implora la presencia, el amor y la atención de los padres. Muchos síntomas psicosomáticos, como los dolores de cabeza o de estómago, también son gritos silenciosos de los niños. Muchos padres llevan a sus hijos con el psicólogo, que puede ayudar pero, en el fondo, lo que los hijos están buscando es el corazón de sus padres. Es por eso que hay que atenderlos y antes de que ellos exijan o tomen actitudes equivocadas darles amor y estar siempre al pendientes de ellos

6.- LOS BUENOS PADRES DAN INFORMACIÓN  MIENTRAS QUE LOS PADRES BRILLANTES CUENTAN HISTORIAS.

Este hábito de los padres brillantes contribuye a desarrollar en sus hijos: creatividad, inventiva, astucia, razonamiento esquemático y capacidad para encontrar soluciones en situaciones tensas. Los buenos maestros hablan con la voz, los maestros fascinantes con los ojos. Los buenos maestros son didácticos, los maestros fascinantes van más allá. Poseen sensibilidad para hablar al corazón de los alumnos. Un maestro fascinante es capaz de hacer viajar a sus alumnos sin salir del lugar. Un maestro fascinante no deja que la agresividad y las actitudes impensables de sus alumnos le roben la tranquilidad. Entiende que los débiles excluyen, los fuertes acogen, los débiles condenan, los fuertes comprenden.

Los padres que son contadores de historias no se avergüenzan de usar sus errores y dificultades para ayudar a sus hijos a sumergirse dentro de sí mismos y encontrar sus propios caminos. Cuando sus hijos están desesperados, temerosos del futuro, aprensivos acerca de tener que afrontar un problema, estos padres dan un paso adelante y crean historias que transforman las ansiosas emociones de sus hijos en una fuente de motivación.

En este apartado también menciona como los hijos van admirando a sus padres de acuerdo a las acciones que estos realicen, es decir consideran ser como ellos y en ocasiones tratan de actuar como los mismos.

Es por esto que como padres debemos cuidar cada paso que se dé y alimentar la mente de los hijos sanamente cuidándolos y llenándolos de amor, contándoles historias inspiradoras en las que los aliente a seguir en el buen camino.

7.- LOS BUENOS PADRES DAN OPORTUNIDADES, MIENTRAS QUE LOS PADRES BRILLANTES NUNCA SE RINDEN.

Dentro de la lectura se menciona que suelen existir padres autoritarios; hoy en día, los hijos lo son. Los maestros solían ser héroes para sus alumnos; hoy en día, son las victimas de sus estudiantes. A los jóvenes no les gusta que los contradigan. Nunca en la historia habíamos visto a los adultos ser tan dominados por los niños y los jóvenes. Los hijos se comportan como reyes cuyos deseos deben ser cumplidos de inmediato.

En primer lugar, los padres deben aprender a no tener miedo de decir “no” a sus hijos. Si ellos no escuchan un "no" de sus padres, no estarán preparados para escuchar un “no” de la vida. No tendrán oportunidad de sobrevivir.

En segundo lugar, cuando los padres dicen “no” a sus hijos, no deben ceder al chantaje y a la presión que estos ejercen. De otro modo, sus emociones se volverán un balancín: serán dóciles un momento y explosivos al siguiente; estarán felices un momento y malhumorados al siguiente. Si son inestables y chantajistas en un medio social, serán excluidos del mismo.

En tercer lugar, los padres deben dejar muy claro que puntos son negociables y que límites no lo son. Por ejemplo, irse a la cama después de medianoche durante la semana de escuela es inaceptable y, por lo tanto, no negociable. Por otra parte, se puede negociar la cantidad de tiempo para Internet y para los juegos.

Es por ello que los hábitos de los padres brillantes revelan que nadie se gradúa en la educación de los hijos. Aquellos que dicen "yo sé" o "no necesito la ayuda de nadie" ya han sido derrotados de antemano. Para educar, siempre debemos aprender y conocer la palabra paciencia en toda su plenitud. Quienes no tienen paciencia se rinden; quienes no pueden aprender, tampoco pueden encontrar rutas inteligentes. Infortunados son los psiquiatras que no aprenden de sus pacientes. Infortunados son los maestros que no aprenden de sus alumnos y no renuevan sus herramientas. La vida es una gran escuela que enseña poco a aquellos que no saben leerla.

Es así como ha cambiado el tiempo pero los padres brillantes a pesar de que los hijos sean mal agradecidos estos nunca los abandonan sino a pesar de todo están siempre al pendiente de ellos y les brindan todas las oportunidades que les ayudaran en un futuro.

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